Si el problema es que los no creyentes se sienten ofendidos por los crucifijos en las aulas, quizás se pueda encontrar una solución a su intolerancia
Sr. Director:
Para no tener que retirar el crucifijo propongo poner dos escarpias en la pared del aula; en una, se cuelga el crucifijo; en la otra, un folio en blanco (puede ir enmarcado).
Así los unos respetan las ideas de los otros. Y viceversa ¿Quién podría oponerse? Yo respeto su creencia en la increencia ¿no va Vd. a respetar mi creencia en mi creencia?
A. Osorio
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