Uno de los mejores ejecutivos del sector ahorro, Luis Carrera, director general adjunto de Caixanova, y antes director general de Caixaourense, no abandonaba la entidad por razones personales: se ha ido porque le han echado. En concreto, le ha echado Julio Fernández Galloso, director general, aprovechando que Luis Carrera fue tentado para ocupar el cargo de director general de Caja España

Esto es justo lo contrario que dice la prensa gallega y, en concreto, El Faro de Vigo. Y es que el poder de las entidades financieras en los medios informativos de su entorno (en el caso de la banca en cualquier medio informativo) es amplia e intensa.

Veamos. Caixanova es el resultado de la fusión de tres entidades de ahorro: las cajas de ahorro de Vigo, Pontevedra y Orense. Se entendía que Fernández Galloso sería el director general hasta su jubilación, prevista a los 65 años, y que luego sería sustituido por el orensano Carrera. Sin embargo, Fernández Galloso reformó los estatutos de la entidad para que los directores pudieran jubilarse a los 70. Cuando ya fue septuagenario, decidió auto concederse otra prórroga hasta los 75. Ahora tiene 73 y hay quien sospecha que a los 75 se convertirá en presidente y colocará de director general a un joven de su cuerda, que no le incordie más de lo estrictamente necesario. La ley gallega de cajas, ciertamente, prohíbe nombrar a un presidente que cuente con 75 años, pero no en el caso de que los cumpla durante su mandato. En otras palabras, hay quien sospecha que Fernández Galloso se convertirá en presidente cuando cuente, aproximadamente, 74 años y once meses.

No sólo eso, sino que, como es bien sabido, en el mundo empresarial no existen fusiones, sino absorciones. Así, y a pesar de las promesas iniciales, la menos poblada provincia de Orense ha quedado fagocitada por los hombres de Caixa Vigo. Hasta el punto, de que Orense ya no cuenta con un director territorial propio.

No, Luis Carrera no se fue por razones personales, sino por el empeño de algunos financieros por perpetuarse en el cargo. Y esto, aunque toda la prensa se empeñe en decir lo contrario.