De todas las fiestas cristianas sin duda la más alegre es la de la Epifanía, que en el mundo hispano es la fiesta de los Reyes Magos. Tres figuras reales, mítica solo en su nombre de reyes, hacen su aparición en el momento cumbre de la historia, para adorar a un niño.
Desde luego no eran reyes. Tal vez fueran miembros de la casta sacerdotal persa, religión mazdeica. Lo más probable es que no fueran tres, algo que la tradición asumió seguramente en referencia a las tres grandes razas desde la perspectiva hebrea -semitas, blancos no semitas y negros- o las tres edades del hombre. Probablemente no se llamaran Melchor, Gaspar y Baltasar y probablemente sus regalos al niño-dios no consistieron en oro, incienso y mirra. No eran dones sino atributos creados con posterioridad para explicar algo tan singular: oro como rey, incienso como dios y mirra como condenado a muerte.
Ahora bien, los Reyes Magos son reales porque hay que ser muy necio en no creer los evangelios, sin duda el libro que mejor soporta el mejor análisis historiográfico de cuantos se han escrito. Los Reyes Magos son personajes reales; Papa Noel no.
Pero la festividad de los Reyes Magos es alegre por otra razón: los Reyes Magos traen regalos a niños y adultos gratis. Hombre sí, para premiar lo bien que se portan, pero tengo para mí que en este punto hay mucha confusión y no poca demagogia: al final, Sus Majestades acaban cediendo y obsequian a todos por igual.
Dicho de otra forma: Melchor, Gaspar y Baltasar hacen regalos gratis, sin contraprestación. Y esto no es una excepción en la vida del hombre (soy muy consciente de escribir esto en etapa de crisis económica permanente) sino lo habitual en el hombre, a quien todo le viene dado. Lo primero, la vida; lo segundo, la razón; lo tercero, la libertad. Lo cuarto la ayuda divina y humana, para desarrollar vida, razón y libertad.
Los Reyes Magos son muy humanos porque hacen regalos a los hombres, seres acostumbrados a vivir del regalo. Sólo cuando ambicionan más de lo que necesitan, nace el mercado, la contraprestación, material o espiritual. Pero al hombre todo le viene gratis. Como los Reyes Magos.
Al final, ese es el sentido de la vida. Que todo nos viene dado.
Eulogio López
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