"Los presupuestos presentados están absolutamente ajustados a la norma constitucional". Así de rotundo se mostraba Pedro Solbes. Sabe que el precepto constitucional impide crear nuevos tributos en la Ley de Presupuestos. Y sabe también que la supresión de la Ley de Acompañamiento ha provocado que muchas disposiciones que antes iban en la "ley ómnibus" hayan acabado en los presupuestos. La vicepresidenta De la Vega señaló con contundencia que no habría Ley de Acompañamiento, ni ley de acompañamiento encubierta, ni "ombusman", ni nada que se le parezca.

La realidad es que la Ley de Acompañamiento se suprimió para evitar que los grupos que prestan apoyo parlamentario al Gobierno trataran de meter más mano de la "justa y necesaria". Pero esta supresión "ha provocado algunos problemas", en palabras de Solbes. Y al final han terminado por utilizar los presupuestos como ley de acompañamiento e incurriendo en ilegalidad. Solbes dice mostrarse tranquilo y que, en caso de que tal recurso se produzca, acudirán al Constitucional para defenderlos.

Pero para ir abriendo boca, Solbes responde con un disparo dialéctico: "Cualquiera que lea los presupuestos de este año y las leyes de acompañamiento de otros años, no puede por menos que sonreír". Todo un dardo en la línea de flotación. Porque el PP usó y abusó de manera escandalosa de la Ley de Acompañamiento. La fórmula para la vulneración del debate parlamentario era la enmienda en el Senado. Enmiendas que nada tenían que ver con los presupuestos, pero que permitían un trámite rápido sin apenas debate. Solbes lo sabe y decide jugar un pocker sabedor de que el repocker está en sus manos. Eso sí, lo dice en su tradicional tono apagado, aburrido, dormileciente y sin despeinarse. Quizás, por eso, es ministro de Economía...