"Los periodistas no queremos hablar con el mono, sino con el que toca el organillo". O sea, que no queremos hablar con el portavoz, sino con el consejero delegado, director financiero o presidente. Esta es la conclusión del curso de portavoces, organizado por la CEOE para empresarios y directivos. En dicho curso se les explica a los empresarios que los periodistas consumimos información, queremos nuevos datos y buscamos hablar con "el que toca el organillo", o sea, el que manda.

Se puede decir más alto, pero no más claro. Toda una lección para una clase empresarial acostumbrada a parapetarse en sus "relaciones públicas" y pactar sus entrevistas. Se puede domesticar a los periodistas, pero no a todos ni al mismo tiempo. ¿Se habrán enterado nuestros prohombres de la empresa?