La próxima boda de un amigo sirve como excusa al actor y director Edward Burns para elucubrar alrededor de las relaciones personales de cuatro jóvenes treinteañeros que no se resignan a madurar.
Sólo falta una semana para que Paulie se case con Sue, su prometida, que está embarazada. Antes de ese gran día se reencuentra con sus mejores cuatro amigos de la juventud que han seguido caminos diversos. Dez, está felizmente casado y es padre de dos hijos; Jimbo tiene problemas y no acaba de confesárselo a su esposa; el primo Mike es un alocado que se niega a aceptar el plantón de su novia y T.C. acaba de volver a la ciudad, tras casi diez años de ausencia, para confesarles su homosexualidad.
Los que hayan seguido la carrera de Burns, no sólo como actor sino como director (Los Hermanos McMullen, Ella es única, Las aceras de Nueva York etc), comprenderán que vuelve a dar vueltas a los temas que le obsesionan: las relaciones de pareja, el inexorable paso a la madurez, el significado del compromiso, la sexualidad. Problemas que están en la mente de la gente de su generación (Burns nació en el año 1968), por lo que intuyo que conectará con ellos. No obstante en todo este drama urbano se peca de esa visión de pensamiento único que atenaza a nuestro tiempo, esa que se caracterizaría por vive como quieras con tal de que no me molestes, con los peligros que ello comporta.