En su día, varios obispos norteamericanos negaron la comunión al candidato presidencial
Lo cuentan las agencias: La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi se dice católica, pero defiende el aborto y otras doctrinas incompatibles con la doctrina eclesial. Lo mismo le sucede a John Kerry, el candidato demócrata que le disputó a George Bush la Presidencia en 2004. En esa campaña, Kerry se empeñó en ir a comulgar y varios obispos dieron orden de que no se le negara la eucaristía.
Lo mismo sucedió con Nancy Pelosi que incluso utilizó a la monja de su antiguo colegio para presumir de católica, aunque sin apearse de la burra.
Pues bien, ayer ambos lo consiguieron. Se presentaron en la multitudinaria misa que el Papa ofreció en Washington y se acercaron a recibir la comunión. Algo que recuerda las palabras del propio Benedicto XVI, en la Sacramentum Caritatis:
83. Es importante notar lo que los Padres sinodales han denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana. Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Co 11,27-29). Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado.
O sea, como Pelosi y Kerry. Claro que peor es lo de José Bono, que comulga en San Carlos Borromeo con bizcochos de la señora María. En cualquier caso, no vendría mal importar a España las prácticas de los obispo norteamericanos... por coherencia eucarística. ¿Rajoy podría comulgar? ¿Y Gallardón? ¿Y Esperanza Aguirre?