La abstención, no así el voto en blanco, deslegitima la democracia. Si la gente no quiere elegir a sus dirigentes todo es impugnable.
El voto no a favor de lo que crees sino en contra de lo que te fastidia también deslegitima el menos malo de todos los sistemas posibles. Al final, manda aquel que ofende menos, no aquel que sabe más. Un país donde se vota contra alguien bien puede estar presidido por estafermo.
En las elecciones europeas se dan todas. Se prevé una gran abstención, y los que voten, lo harán contra alguien, en lugar de a favor de alguien. Finalmente, estamos con el voto útil.Por último, la democracia también pierde sentido con el voto para ganar, ¿para que gane quién Eso no importa. Lo que importa es que yo he ganado.
Uno tiene la impresión de que estas tres deslegitimaciones están muy presentes ante los comicios europeos del 25 de mayo. Total, ¿a quién puñetas le importa Europa
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com