Sr. Director:
La Consejera de Sanidad de la Generalitat, el Ministro de Sanidad y el presidente de la Junta de Andalucía se han posicionado ante la huelga de las clínicas abortistas.
Es de esperar que sea cierta la convocatoria y estos profesionales del aborto la secunden aún indefinidamente, mejor para siempre. Es una ocasión de alegría, pues la huelga supondrá una reflexión que facilitará la salvación de unos cientos de vidas humanas. Los hechos ahora bajo secreto judicial, eran conocidos e innumerables veces denunciados desde hace años, ante la pasividad de las autoridades sanitarias.Los verdugos (clínicas) pretenden disfrazarse de víctimas. Dos son las víctimas indefensas: los miles de seres humanos inmolados (en algunos casos, pura y llanamente infanticidios), y las mujeres sometidas a esa brutal práctica. Tan brutal que los políticos citados, ni los convocantes de la huelga la llaman por su nombre: aborto, usan acrónimos y eufemismos para intentar darle apariencia civilizada, IVE. Las autoridades promotoras del aborto callan los graves daños psicológicos del síndrome post aborto, en la actualidad perfectamente descrito y comprobado.
La legislación española considera que la vida humana incipiente es un bien jurídico que merece protección; pero la actitud de quienes favorecen el abortismo se nutre de la misma autoridad: muchos han amparado, cuando no financiado, acciones que podrían ser delictivas, como podrá comprobarse tras el levantamiento del secreto de sumario. Es un sarcasmo, una burla macabra que en estos momentos en que están procesados o son investigados algunos delincuentes, se pongan a su favor en nombre de una curiosa "seguridad jurídica".
Las autoridades deberían favorecer una alternativa para la mujer con problemas para que no se vean avocadas a esa injusta acción. ¿Podemos ignorar que detrás del aborto existe una nueva forma de violencia de género? La del hombre que abandonó o amenaza con abandonar a la mujer embarazada si persiste en que nazca su hijo.
ASOCIACIÓN ANDOC
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