Un valiente policía de Nueva York, Billy Tagart, cae en desgracia y es retirado del Cuerpo tras un sangriento enfrentamiento con un violador. Siete años más tarde, cuando malvive como detective privado, es contratado por el alcalde de su ciudad, el todopoderoso Nick Hostetler, quien le encarga vigilar los movimientos de su esposa. Pero, investigando este aparente adulterio, Billy se sumergirá en una trama donde nadie es lo que parece.

Corrupción y política se unen en este thriller de cine negro donde también encontrarán personajes sombríos, negocios turbios, acción y algunos giros argumentales. Con este filme correcto, que remite a los clásicos pero que no acaba de entusiasmar, debuta en la gran pantalla el guionista Brian Tucker, acompañando a otra joven promesa: el director Allen Hughes. Ambos han tenido la suerte de contar con un reparto de lujo para defender su historia o lo que es lo mismo: Mark Wahlberg, Russel Crowe, Catherine Zeta-Jones o Barry Pepper. Precisamente la presencia de esos intérpretes es el mejor reclamo de este filme que se ve de un tirón pero al que hay que achacarle su escasa profundidad.

Para: Los que vayan al cine a contemplar películas entretenidas