Sr. Director:
Recientemente he oído en la radio a un médico asegurar cómo en los últimos años ha aumentado en un 25% las enfermedades de transmisión sexual entre las mujeres jóvenes españolas. No me extraña, tal como van las cosas. Y es que cuesta un montón al hombre y a la mujer contemporáneos entender que las cosas son como son y no como nos gustaría que fuesen.
Si la sexualidad humana se banaliza y se convierte en diversión dionisíaca, en vez de estar ordenada al amor verdaderamente humano y fecundo, pasa lo que pasa: la promiscuidad. La promiscuidad no es positiva, destruye la sociedad al negar a la familia. Ya sé que quien lea esta carta y tenga ideas distintas le chirriarán las clavijas y pensarán que quien escribe es un mojigato de pacotilla.
Yo lo que le deseo es que descubra el verdadero sentido del amor humano, de la familia, de la fidelidad; y, de paso, que no contraiga ninguna de esas enfermedades venéreas tan desagradables.
Diego Pérez
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