• El  presidente del Banco Central es tildado de fracasado en la asamblea de otoño del Fondo en Washington.
  • Le acusan de que su apertura en la manguera de dinero para todos no ha funcionado y Europa sigue estancada.
  • Se podría decir que Draghi ha perdido la 'magia Greenspan', a quien el bastaba con anunciar, y no hacer, para mover a los mercados como quería.
  • El banquero europeo se escuda en que los gobiernos no aplican las políticas fiscales adecuadas.
  • El Bundesbank es muy crítico con su política monetaria.

La sintonía entre el FMI y el presidente del BCE, Mario Draghi, no vive sus mejores momentos, y eso que los dos están prendidos del mismo y peligroso monetarismo, como en su día Bernanke, cuando dirigió los destinos de la Reserva Federal y EEUU no crecía al ritmo deseado.

El guión de un banco central siempre es el mismo, en dos fases. Primero dice lo que va a hacer para que el crédito fluya y la economía crezca. A lo mejor, lo consigue con el anuncio y entonces no precisa pasar a los hechos. Esto es sacar la manguera para regar la economía con dinero, mucho dinero. No es tan complicado, pero no tiene por qué resultar exitoso.

Vean: Draghi anuncia -en línea con lo que le gusta al FMI- tipos de interés casi al 0% y, sobre todo, una inyección masiva de capital para que el crédito fluya, así como compra de deuda para aliviar la caja de los países.

Ha pasado poco tiempo, ciertamente, pero el FMI le acusa de que en Europa el crédito no fluye y la economía no muestra síntomas de crecimiento.

Y del dicho al hecho. Como las cosas no funcionan, ni con los deseos del FMI ni con los anuncios de Draghi, ahora el Fondo le dice al BCE, que ponga en marcha lo que dijo que iba a hacer. Vamos, que pase a la acción y compre deuda soberana de una vez y, sobre todo, que inyecte liquidez por los distintos métodos. Que su anuncio, en otras palabras, no ha servido para nada. Has fracasado Supermario.

Los problemas son dos. El primero, que Draghi le pasa el muerto a los gobiernos. Argumenta que para las medidas del BCE tengan el calado y los frutos que espera, los gobiernos deben afrontar las reformas estructurales que no terminan de tomarse en serio. Son sobre todo, no hay que olvidarlo, políticas fiscales -más ajustes o más alegría fiscal, depende de cada país-, a las que los gobiernos se oponen, bien por su elevado déficit, como es el caso España, bien porque tiene mucho paro... como es el caso de España.

En resumen, que para muchos participantes en la Asamblea del FMI Mario Draghi ha perdido la 'magia Greenspan' en alusión al memorable Alan Greenspan, presidente la Reserva Federal de EEUU, de quien se decía le bastaba con anunciar, y no hacer, para mover a los mercados en la dirección que él deseara. Fue el mismo mago Greenspan que nos condujo con mano firme, hacia la mayor crisis económica de Occidente: la de ahora mismo.

Y el segundo problema de Draghi viene de la oposición alemana. Esta es menos preocupante, por más esperada, que la del conjunto del FMI. El Bundesbank es muy crítico con la política monetaria del BCE. Por un lado, no quiere oír hablar de compras de deuda por el BCE: que eso es una locura, que ya está bien que el rigor del norte este permanentemente rescatando al sur. ¿Comprar bonos de Chipre o de Grecia De eso, nada. Que se aprieten aún más el cinturón. Es más, insiste en que cada palo aguante su vela, que cada Estado debe hacer sus deberes en vez de escurrir el bulto. Pero no hay que preocuparse: son alemanes.

La luna de miel entre Mario Draghi y Christine Lagarde (en la imagen), directora del FMI, ya es cosa del pasado. Como es pasado remoto pensar que el dinero hace creer la economía, cuando es el crecimiento económico el que debería hacer el dinero.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com