Doña Letizia se empeña en que el rey abdique ya, en su esposo y, por el mismo precio, en ella misma, pero Su Majestad no está por la labor.

No se sabe si tiene algo que ver con esto, pero el caso es que Madrid sufre una nueva oleada de rumores sobre la salud de Su Majestad. Y lo cierto es que no hay recaída sino decaimiento. La edad es muy puñetera y no sólo es el mini-cáncer padecido meses atrás, sino también por el dolor de cadera y los problemas de articulaciones que siempre han aquejado a los Borbones. A ello se une una sordera progresiva que le imposibilita una relación normal con propios y ajenos.

La verdad es que ni Zapatero, a quien todo da igual a estar alturas, salvo morir matando, especialmente Rubalcaba, ni ningún político sensato quieren que, en estos momentos, con Rubalcaba intentando el social-nacionalismo, es decir, un Gobierno de concentración PSOE-CIU-PNV y otras fuerzas nacionalistas, como único medio de permanecer en Moncloa, se plantee una sucesión en la Jefatura del Estado.

Tampoco lo quiere Rajoy, pendiente de acceder al Gobierno en menos de un año y con la economía española en estado de postración. Por eso no deja de ser una irresponsabilidad que SAR doña Letizia Ortiz presione para conseguir un melón sucesorio que, por el momento, mejor estaría cerrado.

De hecho, ni tan siquiera la prensa progresista, que con tanto ahínco desea ver a los Príncipes de Asturias convertidos en Reyes de España, dado que considera serán más obedientes a sus directrices y a sus intereses que los actuales monarcas, están por la labor. Si la salud del Monarca aguanta, doña Letizia tendrá que esperar.

Eulogio López

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