El diccionario de la Real Academia define el verbo rescatar -primera acepción- de la siguiente guisa: "Recobrar por precio o por fuerza lo que el enemigo ha cogido, y, por extensión, cualquier cosa que pasó a mano ajena". Por tanto, el término rescate está pero que muy bien empleado en la actual coyuntura.

En efecto, en el siglo XXI un país es rescatado porque antes ha sido secuestrado. Le han exigido cantidades ingentes por su deuda pública y, cuando el país ya no puede pagar más intereses, el acreedor acude a rescatarle... no pagando las deudas del secuestrando sino exigiéndole las joyas de la abuela (los recortes) y ayudándole, no a pagar la deuda sino a endeudarse más, esto es, a prolongar la agonía.

Pero el secuestro-rescate financiero es un tanto particular, mucho más nocivo que el de la toma de rehenes. El secuestrador es veleidoso y exige que sea el secuestrado quien pida el rescate. Y así una y otra vez. Cuando no pueda apretarse más el cinturón, entonces se le abandona en un descampado llamado extra-euro para que se las apañe solo.

Y a esto le llamamos Europa solidaria.

Eulogio López

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