La próxima semana se reanuda la actividad parlamentaria después de unas generosas vacaciones que sería hora de empezar a superar. Y el miércoles se reanudan las sesiones de control. Aunque Rajoy ha dicho que la política antiterrorista iba a ser el foco de su actividad opositora, por una semana dejará descansar al Gobierno y preguntará cómo va a orientar la política económica el Gobierno, ante la subida de los tipos de interés, el aumento del endeudamiento de las familias y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios.
No es nada fácil hacer oposición económica cuando el PIB español creció un 3,8% en el 2006 y el paro se encuentra en mínimos históricos. Pero lo va a intentar. Porque es verdad que el PIB ha crecido menos que el incremento poblacional. Es decir, somos más ricos como país, pero no se ha incrementado la riqueza per cápita. Además, las diferencias sociales son cada día más abultadas y la inflación se termina por comer casi todo. La deuda de las hipotecas ahoga a las familias, la clase media empieza a no estar tan desahogada y la clase baja se ve privada de los servicios sociales que están yendo íntegramente a los inmigrantes.
Sólo le falta una buena cabeza económica para defender su oposición en esta materia. Y Rato sigue de director gerente del Fondo Monetario Internacional. Y ni se le ve ni se le espera.