Lo del matrimonio formado por un hombre y una mujer y abierto a la vida no es una exigencia de los curas sino de la humanidad porque es su única forma de subsistir... por razones obvias y más bien primarias.
Por lo demás, el homomonio o gaymonio se sigue vendiendo con un sofisma similar al del aborto. Cuando se trata de infanticidios, se nos dice: A nadie se le obliga a abortar. La respuesta es: Sí, al niño.
Cuando se trata de homomonio se nos dice que los gays no hacen daño a nadie y que se trata de una libre opción que hay que respetar. Sí, si hacen daño, no al hombre sino a todos los hombres, a la humanidad entera, porque, insisto, los gays se desentienden de la continuidad de la raza humana y de la familia, que es la célula de resistencia a la opresión, la protección del débil y la introducción de la amor -solidaridad, si lo quieren en lenguaje civil-. Por tanto, claro que los homosexuales hacen daño, y mucho, a la sociedad.
Manhattan nunca duerme... afortunadamente.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com