A primeros de marzo se presentó en la Conferencia Episcopal el documento "Vocaciones para el siglo XXI", en el contexto del Día del Seminario, que se celebra en torno al 19 de marzo y que lleva por lema "Sé de quién me he fiado".
El texto expresa un mensaje explícito de esperanza, porque a pesar de las dificultades del momento presente es la hora de la fe, la hora de la confianza en el Señor que nos envía mar adentro a seguir echando las redes en la tarea ineludible de la pastoral vocacional.
Aunque el contexto cultural no ayuda y en ocasiones propicia que la capacidad de responder a la llamada de Dios quede debilitada, hay suficientes motivos para la esperanza. El primero y más importante es que la iniciativa es de Dios.
Es el Señor el que sigue llamando. Reconociendo el invierno vocacional que afecta particularmente a Occidente, el repunte vocacional que se ha dado en España en los últimos años es una muy buena noticia.
Es simplista y mezquino afirmar que es una consecuencia de la falta de horizontes laborales. De la misma manera que no se empieza a ser cristiano por una idea, sino por el encuentro con una Persona viva, hoy nadie entra en el Seminario a entregar radicalmente su vida por las circunstancias de la coyuntura económica.
Todos tenemos responsabilidad: el testimonio suscita vocaciones y ya desde la familia, verdadero primer seminario, debemos cultivarlas para que crezcan y den buen fruto.
Valentín Abelenda Carrillo