Más que acertada y muy bien enfocada es el análisis que publica Navarra Confidencial: un paso más para intentar allanar una candidatura nacionalista única en las elecciones del 20 de noviembre.
Pero el asunto va más allá. Tras la aprobación en el Congreso de la reforma constitucional sobre límite de déficit, el PNV se ha echado al monte. Aprovechó el debate para resucitar el derecho de autodeterminación y ahora no hace ascos a presentar en las lecciones del 20-N una candidatura conjunta, o al menos una alianza pre-electoral, con todas las fuerzas nacionalistas: violentas y no violentas. Entraría ahí, el PNV, Eusko Alkartasuna, Nabai (Navarra es fundamental en la jugada), Aralar, Bildu como barco nodriza de Sortu, es decir, de todos los elementos de la vieja Batasuna. Será la gran alianza entre el independentismo violento y el democrático.
Lo cual, exigiría a PSOE y PP mantener su pacto en Euskadi, con Patxi López como lehendakari, e incluso que el PP entre en el Gobierno vasco.
Miriam Prat
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