Declara que dispone de 4.000 millones de euros de entidades financieras y recuerda que posee una plusvalía de 400 millones por la venta de Pullmantur. La pareja Díaz Ferrán-Pascual vuelve a mentir: ahora sí les interesa Iberia, aunque hace un mes declararon a El País que eran bulos de la Dirección de la compañía. Ahora están en campaña de prensa: tanto El País como El Mundo han realizado sendas entrevistas sin una sola alusión a su imputación por malversación de fondos públicos en Aerolíneas Argentinas. Aerolíneas atraviesa una crisis profunda; Spanair, también. Este es el balance de quien pretende hacerse con la cuarta compañía europea. Y todo ello, mientras los hijos de Pascual pelean contra los de Díaz Ferrán por el poder en el Grupo Marsans
Fue hace casi 3 meses (10 de abril) cuando Hispanidad advirtió que los propietarios de Viajes Marsans, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán, actual presidente de la patronal española CEOE y empresario de cámara del Partido Popular, tenían un solo objetivo: Iberia. En concreto, Gonzalo Pascual quería suceder a Fernando Conte al frente de la compañía de bandera –cargo que más que un sueño es un obsesión para Pascual- y su socio, Gerardo Díaz Ferrán, estaba dispuesto a ponérselo fácil desde su puesto de consejero y miembro de la Comisión Ejecutiva de Caja Madrid, el principal accionista –roza el 10%- de Iberia.
El tándem Pascual-Díaz se dedicó a negar tal supuesto, e incluso, el 29 de mayo, Pascual aparecía, a toda página en El País, afirmando que no tenían interés por Iberia y acusando a la Dirección de la Compañía de bandera de expandir estos bulos de forma interesada.
Pero lo que son las cosas. El 2 de julio, resulta que la pareja ha cambiado de opinión. Por El Mundo, nos enteramos de que sí les interesa Iberia, y que dispone de 400 millones de euros de plusvalías por la venta de Pullmantur y que un grupo de entidades financieras están dispuestas a aportar 4.000 millones de euros, aunque él, miren por dónde, no se acaba de decidir. Naturalmente, sería Marsans quien encabezaría la operación. Los puntos clave de la entrevista son estas palabras:
P.-¿Iberia es otra alternativa?
R.- Que en este momento no hayamos hecho nada no significa que un asunto tan importante como la venta de Iberia sea algo al que un grupo como el nuestro tiene que permanecer ajeno. Estamos expectantes. Los resultados finales de la operación de Spanair condicionarán nuestra actitud ante Iberia.
P.- Entonces, si no sale Spanair, ¿Iberia?.
R.- Puede que mañana Iberia cambie su planteamiento y pase a ser atractiva para nosotros, pero, en este momento, no hemos hecho ningún análisis sobre sus posibilidades. Sin embargo, Marsans tiene capacidad para poder liderar una propuesta de compra de Iberia, para lo que contaríamos con recursos externos. He tenido contactos para poder conseguir esa capacidad financiera.
P.- ¿Qué recursos externos?
R.- Hay instituciones que están dispuestas a financiar 4.000 millones de euros por Iberia. De hecho, está todo hecho y los libros en los cajones, en este momento, con Marsans como líder de ese grupo. Pero está parado porque yo no he dado luz verde para ir a por ello.
Recordemos que la capitalización actual de Iberia no alcanza los 3.500 millones y que la cotización actual está en los 36,8 euros, algo más de lo que ofrece la única oferta cuantificada, que no ratificada, la de TPG, que está dispuesto a poner 3,6 euro por acción. Dicho de otra forma:
Con 4.000 millones de euros se puede ofrecer 4 euros por acción –el precio mínimo que impone el Consejo de Iberia- y aún le sobraría los 400 millones de euros, con lo que se aplicaría el libro de estilo de Marsans: comprar sin poner un euro, con el dinero de los demás, en este caso, de Caja Madrid. Naturalmente, en tan formidable estrategia sólo hay un pero: Marsans no tiene esa capacidad de endeudamiento ni de lejos.
Lo que sí tiene es capacidad política para presionar a Miguel Blesa, accionista de Iberia y entidad que no está nada contenta con las opciones de compra de la aerolínea. Y precisamente ahí sí tiene Díaz Ferrán, nuevo presidente de la patronal CEOE, el apoyo del "regulador" de Caja Madrid, la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre. Díaz Ferrán, por lo demás, es consejero de Caja Madrid y miembro de su Comisión Ejecutiva. Naturalmente, Miguel Blesa se resiste, pero no se sabe cuánto podrá resistir.
La capacidad de presión política del dúo Pascual-Díaz Ferrán es, en verdad, impresionante. Con el PP, más que con ningún otro partido, pero también con el PSOE. Les adora uno de los empresarios de confianza de la Moncloa, el presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Javier Gómez Navarro, el hombre que les regalara Marsans. Y su influencia también es amplia en Zarzuela, que no en vano la finca de Pascual es de las más utilizadas por el monarca para cazar en Castilla-La Mancha y que el nuevo presidente de la patronal madrileña CEIM, Arturo Fernández, es concuñado de Díaz Ferrán (y su sucesor en CEIM, que ya estamos en las patronal dinástica).
¡Qué curioso! Ni El País ni El Mundo, los dos principales periódicos españoles, han hecho ni la más ligera mención al gran secreto de Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz –que los dos rotativos conocen perfectamente-: ambos empresarios están imputados por los delitos de desvío de fondos públicos, falsedad documental y delito fiscal por otro regalo recibido del Gobierno: Aerolíneas Argentinas, empresa que atraviesa una situación crítica. Y lo mismo ocurre con Spanair, la línea que Pascual y Díaz han exprimido hasta que el grupo escandinavo SAS, harto de 20 años de pérdidas, ha decidido poner en venta. Naturalmente, Pascual quiere comprarla, aunque a los suecos no les apetece vender su filial al autor del desastre de dicha filial.
El presidente actual de la patronal y el de Marsans son especialistas en campañas de prensa y en perseguir a la prensa dócil. Aunque El País y El Mundo han escrito al dictado, La Gaceta de los Negocios osó rebelarse contra la censura de Marsans, con un artículo publicado el 25 de junio. Pues bien, La Gaceta ha tenido que soportar presiones de Marsans por las más diversas vías.
Y todo esto ocurre mientras los hijos de Pascual libran una batalla con los de Díaz Ferrán por la sucesión. En la misma entrevista de El Mundo, Pascual se refiere a sus retoños, Gonzalo e Ignacio. Los vástagos de Díaz Ferrán son más sencillos, y prefieren no hacer campaña de prensa, pero lo cierto es que la sucesión no está nada clara.