Para el presidente del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), don Francisco González, FG, el mundo no se divide entre buenos y malos, sino entre gente avanzada y gente retrógrada. No es un relativista, no; cree que existe la verdad y aquello que no lo es, pero no se trata de categorías éticas, sino tecnológicas. Por ejemplo, considera que la democracia social –sea lo que fuere que signifique el adjetivo "social"- y el mercado libre deben triunfar porque son lo mejor, y por una feliz coincidencia temporal, resulta que están triunfando. Es lo que FG denomina un "momento histórico".

 

Por eso estaba feliz durante la presentación de la Fundación BBVA para las microfinanzas, es decir, para los micro-créditos: 200 millones de euros, cantidad generosa, considerando que en Colombia, Perú o México, donde va a parar el microcrédito medio no alcanza los 1.000 dólares (911 dólares). Es la ventaja de tener un banco en el que los que mandan tienen un porcentaje ínfimo, casi estatutario, de la propiedad. Como cobran espléndidos sueldos pero dividendos magros porque no tienen derecho a ello, dado que no han comprado títulos, es decir, como son consejeros independientes y ejecutivos asimismo independientes del dividendo –que no de la cotización, por aquello de las ‘stock options'- pueden permitirse ser generosos con el dinero de los demás

El microcrédito fue un buen invento, llegado desde Bangladesh. Se trataba de hacer buena la vieja definición según la cual un banco es una entidad destinada "a dar dinero a quien no lo necesita". En efecto, los tipos de interés de un microcrédito suelen ser los vigentes en el mercado de turno, pero no se exigen los mismos avales que en la banca "normal". Un gran invento, sin duda, sobre todo para asegurar el propio negocio, la propia máquina de facturar, es decir, el propio trabajo.

FG está emocionado con el sistema único y el pensamiento único, el capitalismo, que es mucho más eficaz que "la mera caridad". Probablemente, el insigne ‘broker' no tiene nada claro qué cosa es la caridad, pero eso no viene al caso. Y todo esto es bello e instructivo. En serio. Ahora bien, la emoción de FG no sólo era filantrópica. Era algo más: era políticamente correcta. Así, esos 200 millones de euros serán canalizados a través de dos organizaciones como la Corporación Mundial de la Mujer (Bogotá y Medellín) y Caja Nor y Caja Sur (En Perú), todas ellas, incursas en el Banco Mundial de la Mujer (WWB) en el seno del Banco Mundial y de Naciones Unidas, presidida por una burócrata del Banco Mundial y lanzada por el lobby feminista de Naciones Unidas.

En definitiva, que forma parte del entramado del lobby feminista de Naciones Unidas. Para la ONU, al igual que para el Banco Mundial, el desarrollo de la mujer consiste, antes que nada, en no tener hijos. Perú fue, durante el periodo del muy liberal Fujimori, el banco de pruebas para las esterilizaciones masivas, de las que Fujimori fue acusado a pesar de que eran una condición sine quae non de la ONU y del Banco Mundial: esterilización y aborto a cambio de ayudas. Y si no había esterilizaciones y contracepción… pues no había ayudas.

La maternidad como una rémora para la liberación de la mujer es la idea madre del feminismo radical y uno de los dogmas de lo políticamente correcto. A eso van a contribuir los accionistas del BBVA, porque FG, bien es sabido, es un banquero generosos, es decir, un señor pródigo con el dinero de los demás y tremendamente avaro de la propia gloria. Eso sí, en nombre de la democracia y del libre mercado, como creo haber dicho antes. O sea que no es caridad, sino algo mucho más moderno. Además, como saben, la caridad bien entendida empieza por uno mismo. Razón por la cual FG ya lleva acumulada una jubilación para el solito de 53 millones de euros, la cuarta parte de todo el capital social del banco de microcréditos del BBVA, además de haber cobrado 9,7 millones de euros en 2006. Es lo mismo que decía el líder comunista Santiago Carrillo cuando, vuelto a España del exilio, utilizaba un Mercedes para sus desplazamientos: esto es lo que yo quiero para todos los obreros españoles, que tengan un Mercedes. Es decir, que con la pensión de FG podemos crear un banco de microcréditos con miles de clientes. Son matemáticas: si dividimos 53 millones de euros entre 911, podríamos conceder 58.178 créditos a los menesterosos del mundo. Estoy convencido de que don Francisco se pondrá manos a la obra cuando antes. No puedo esperar menos de quien presentó el solidario proyecto de microcréditos con una reiterada alusión a la necesidad de globalizar el libre mercado con instrumentos correctores para mejorar el bienestar de los pobres del mundo.

Eulogio López