ETA está debilitada pero, por eso mismo, necesita treguas y necesita, también, dar impresión de fortaleza. En su última publicación interna vuelve a referirse al impuesto revolucionario.
Ahora bien, la técnica de la banda para autofinanciarse ha cambiado mucho, lo que provoca una imagen distorsionada de la realidad. En otras palabras, la época del impuesto revolucionario no ha cambiado en absoluto. Lo que ocurre es que las grandes fortunas han dejado de ser su objetivo. Están tan bien protegidas, que ETA no se atreve con ellas. Por eso, los terroristas extorsionan ahora a las clases medias, comerciantes, profesionales, etc. Esos no pueden pagarse una protección permanente para ellos y sus familias, ni la policía puede protegerles. En otras palabras, los extorsionados son más, sólo que cada una de ellos aporta menos a las arcas de los asesinos.