Sr. Director:
Ahora que estamos en Navidad no puedo menos que denunciar la cultura del odio que se está implantando. En vez de buscar el acercamiento y diálogo entre las personas, estamos basando nuestras relaciones en el odio : en esto se ha convertido el nuevo talante de diálogo. Efectivamente, se está fomentando el odio entre las diferentes partes, para evitar que dichas partes tengan tiempo de descubrir las barbaridades que cometen quienes dirigen nuestros destinos (del signo político que sean). Y así se siembra odio de padres a hijos (aborto); de hijos a padres (eutanasia); entre Iglesia y Estado; entre católicos y laicistas; odio entre populares y socialistas; entre republicanos y nacionales; entre catalanes y madrileños, valencianos o riojanos (entre otros); entre españolistas y separatistas; entre marido y mujer; entre homosexuales y heterosexuales; entre chavistas y aznaristas; incluso entre selecciones de Hockey... ¡Prácticamente no ha quedado un aspecto de la vida en la que no se haya sembrado odio!
Entre otros motivos, porque predicar odio es lo más contrario que han encontrado a la Caridad Cristiana... y ya se sabe que lo único que no se pude tolerar es precisamente el Cristianismo. Recordemos que el odio engendra violencia y paremos esta escalada de odio antes de que sea demasiado tarde. Éste es el auténtico sentido de la Navidad Cristiana: ¡Gloria a Dios en el Cielo y Paz a los hombres de buena voluntad! Quizá es por esto por lo que tantos se empeñan en borrar lo poco que de cristiana sigue teniendo nuestra Navidad: para mantenernos enfrentados entre nosotros y seguir ellos con sus barbaridades.
José Alberto Fernández
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