El presidente Kirchner mandó a hacer unas estampillas (sellos postales), con su foto para exaltar su gestión y conmemorar sus meses de gobierno.

Exigió uno de altísima calidad. Las estampillas fueron diseñadas, impresas y vendidas. ¡Estaba feliz y radiante!

Pero en pocos días, se puso furioso al escuchar reclamos. Los sellos postales no se adherían a los sobres. El presidente convocó a los responsables y ordenó que se constituyera una comisión que investigase el asunto.

Se realizaron pesquisas y averiguaciones en las oficinas de correos de todo el país y le presentaron un informe, en el que relataron el problema al presidente y que en resumen concluía: No hay nada malo con relación a la calidad de los sellos. El problema consiste en que la gente está escupiendo en el lado equivocado de la estampilla.

Esteban Falcionelli

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