Pablo Iglesias (en la imagen) me recuerda el famoso comentario de Nicolás Sarkozy sobre Rodríguez Zapatero: "Sí, será tonto, pero gana elecciones". Insisto: el peligro de Podemos es delegado. Pablo Iglesias -no, no es tonto, es un hombre capaz de todo porque no cree en nada- es el biotipo de la actual generación: no sabe lo que quiere pero teme lo que no quiere: el compromiso individual. He dicho individual, no colectivo.

Lo que les mola a los indignados es el compromiso colectivo... porque no compromete a nada. En el compromiso colectivo, la responsabilidad se diluye y la libertad de elección, siempre individual y solitaria, queda amortiguada. Por eso el populismo tiene tantos votos.

Ejemplos los hay a miles. Ejemplo, el dinero público, que es de todos pero no es de nadie porque lo controla y administra el poder. Otro ejemplo: la religión  o moral social, un credo sin Dios, que no compromete a nada porque no hay un quién con el que comprometerse.
Pablo Iglesias es el biotipo de la nueva generación: no saben lo que quieren sólo temen lo que no quieren: el compromiso individual
El colectivismo, que es la antítesis del bien común, porque la humanidad no es el hombre y, así, cualquier injusticia es justificable si se plantea como un beneficio para la generalidad (no, no la de Artur Mas). Es decir, si se plantea en presunto beneficio de una mayoría cuyo portavoz es, naturalmente, el líder populista de turno, (incluido 'Pablemos').

¿Qué ideología tiene Pablo Iglesias Pues cristófoba, claro. Iglesias al que, insisto, no hay que minusvalorar, no ha caído en la cuenta, como tantos otros políticos de izquierdas y de derechas, que las ideologías del siglo XX, nacidas en el XIX, se han reducido en el siglo XXI a dos: cristianos y cristófobos. El tiempo de la izquierda y de la derecha no es que haya pasado a la historia sino que en ambos casos han confundido al hombre con la humanidad. Y así no hay manera.

Eulogio López

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