La derecha española ve a las empresas en términos de poder. Sin apenas debate, en el seno del Partido Popular se ha impuesto la corriente de oposición a la fusión entre Gas Natural y Endesa, que situaría a La Caixa como responsable de la primera eléctrica del país. Los populares desconfían de que un poder tan grande caiga en manos de los catalanes. De esta forma, cometen un error en el que ya cayeron en el pasado: alejar a La Caixa de Madrid.

 

Otras voces populares afirman que no se oponen a la fusión porque beneficie a La Caixa, sino porque el proyecto forma parte del empeño del Gobierno Zapatero para controlar todas las empresas privatizadas, es decir, las empresas más importantes del país. Sea como fuere, lo cierto es que el ministro de Industria, José Montilla, apoya descaradamente la fusión. Oficialmente no, claro está, pero Montilla acaba de declarar al diario Expansión que "se va hacia operadores integrales", al tiempo que afirma desear "grupos fuertes" que puedan competir en Europa.

 

Por cierto, que Montilla, uno de los ministros más poderosos y más despistados del Gabinete Zapatero, defiende, al mismo tiempo, el estricto cumplimiento del Protocolo de Kyoto: ¿Se habrá olvidado de que Endesa es la principal perjudicada por Kyoto en el sector eléctrico español?