"No hay límite para la grandeza de América". Fueron las palabras pronunciadas por el presidente Bush en su discurso triunfal. Bush también hizo referencias a la guerra de Iraq, señaló que el "trabajo duro" ya se había hecho, que iban a culminar con la democratización de Afganistán e Iraq y que las tropas norteamericanas iban a regresar a casa con "honor".

Pero la infinitud de la grandeza de América ha hecho saltar las alarmas sobre el mensaje imperialista de George Bush. Todos los comentaristas afirman que los segundos mandatos de los presidentes norteamericanos son más "light" que los primeros. Pero puede que se equivoquen tanto como cuando afirmaron que la mayor participación beneficiaría a los demócratas. Al menos así lo cree el director del Grupo de Estudios Estratégicos, Rafael Bardají, "think tank" del acercamiento transatlántico de los Gobiernos Aznar.

Bardají reconoce que "la agenda está llena de problemas". Uno de ellos es el final del periodo otorgado a Irán para desactivar el programa de energía atómica dentro de 20 días. Sin embargo, Bardají no interpreta las declaraciones de Bush en clave imperialista, sino "ética": América se ha impuesto al mensaje políticamente correcto impulsado por la prensa mundial.

Por su parte, el Secretario de Comunicación del PP, Gabriel Elorriaga, también considera que la inestabilidad va a permanecer, que permanecen las naciones que amparan a los terroristas y los países que desarrollan armas de destrucción masiva. "La ambición va a seguir. Bush es conservador, pero revolucionario. No va a permitir que se mantenga el actual status quo de países que amparan el terror", concluye Bardají.