Mientras Cospedal abronca a la presidenta madrileña, el responsable de economía justifica la subida de impuestos de Gallardón: Los servicios públicos básicos están en peligro El desayuno de Montoro ha defraudado a la parroquia. Lo primero, por reconocer él mismo que se estaba ahogando. Reconoce que se enrolla para evitar las preguntas complejas. Y hasta se queja de que los periodistas no le sacan el corte de que el PP quiere bajar impuestos. Un poco de 'training' vendría bien. Incluso ha llegado a afirmar que sus propuestas son electoralistas porque ellos aspiran a gobernar. Vamos que tienen sus principios centro-derecha liberal en un rango suficientemente amplio como para poder fluctuar.

Pero lo que ha resultado infumable ha sido la justificación de la subida de tasas del Ayuntamiento de Gallardón. Para Montoro, la crisis está afectando severamente a los presupuestos de los consistorios y está colocando en peligro los servicios públicos básicos. Así que cada responsable político toma las decisiones que tenga que tomar.

Una justificación que resulta absolutamente incompatible con el discurso del PP de rebajar impuestos. Montoro no para de decir que se puede bajar impuestos como hicieron en el 97 y que se trata de una política contrastada; y nos permitió invertir como nunca y dar garantías como nunca a las coberturas sociales. En el 97 España atravesaba un déficit del 7% y sin embargo, lo hicieron. Si nos hubieran temblado las piernas, nos habríamos perdido lo mejor.

En cualquier caso está claro que Montoro ha optado por el alcalde de Madrid en su lucha contra la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre. Mientras Montoro apoyaba la subterránea subida de impuestos de Gallardón, la secretaria general del partido, Doklores de Colspedal, abroncaba a Aguirre por no acudir a la Ejecutiva del martes 3. No importa que en la mañana del miércoles se conociera que el Comité de Disciplina del Partido había suspendido de militancia, temporalmente, al insultón vicealcalde Manuel Cobo. Está claro que el PP ha optado por Gallardón y por finiquitar a doña Esperanza.
Además, Montoro se ha mostrado contrario a que Hacienda desmantele los incentivos fiscales a las empresas. La Comisión tiene un argumento inadmisible; resulta que hay países con una tributación del 12% y otros países haciendo trajes a medida y no pasa nada; sin embargo nuestros incentivos para la internacionalización sí que generan problemas. Yo lo habría peleado.

Por último, Montoro cree que saldríamos pronto de la crisis si emprendiéramos las reformas necesarias. Las reformas del 96 tardaron dos años en dar sus frutos. ¿Y ahora? Lo primero: la salida de la crisis está vinculada al cambio de Gobierno. Zapatero no ha tenido dos tardes. Lo segundo: saldremos bastante rápidamente, pero no se moja en fijar un período.