Mientras, Bernat Soria amenaza con enseñar a los españoles a morir

En su recepción a los participantes en el V Congreso Internacional de Farmacéuticos Católicos este lunes 29, Benedicto XVI afirmó que las medicinas no pueden concebirse para acabar con la vida de las personas, como es en el caso del aborto o la eutanasia, según informa Zenit: "No es posible anestesiar las conciencias, por ejemplo, ante los efectos de moléculas que tienen por objetivo evitar la anidación de un embrión o abreviar la vida de una persona".

Pedir que los medicamentos que los medicamentos "cumplan verdaderamente con su papel terapéutico", como añadía el Papa en el mismo discurso, puede parecer evidente. Pero las palabras de Su Santidad contrastan con las pronunciadas por el ministro de Sanidad, Bernat Soria, que en la mañana de este martes advertía en Los Desayunos TVE:  "Sabemos más o menos cómo nacer pero al tema de morir no le dedicamos suficiente atención". De esta manera, Soria parece preparar a la opinión pública para introducir la eutanasia en la próxima legislatura. Una legislatura en la que el Gobierno no se conformará con enseñarnos Ciudadanía, hábitos saludables como el de no fumar o "buena" prensa.  Nos enseñará también cómo morir, por más que éste sea junto al de nacer, el único acto seguro en la vida de los seres humanos, y que se ha venido realizando durante toda la historia de la humanidad, es decir, bastante antes de que Bernat Soria nos iluminara desde su Ministerio.

Frente a los intentos de imponer el Imperio de la Muerte, Benedicto XVI defendió la conciencia de la persona como última barrera: "La objeción de conciencia, que es un derecho y que debe ser reconocido" para que los farmacéuticos no tengan que "colaborar, directa o indirectamente, en el suministro de productos que tienen por objetivo opciones claramente inmorales, como por ejemplo, el aborto y la eutanasia".