Si algo caracteriza a la Europa del momento es su confusión. Nadie sabe hacia dónde vamos pero todo el mundo se teme lo peor.
El Papa Francisco (en la imagen), con su espléndida alegría y su espléndido sentido común y su aún más espléndido sentido sobrenatural, se ha convertido en lo que debe ser: un faro para navegantes con rectitud de intención. Más que reflexión diría que Francisco da por reflexionado todos los grandes interrogantes y dirige la Iglesia bajo el principio que estableciera uno de sus escritores favoritos: Chesterton, en su lecho de muerte, ya en 1936, el gran debatidor inglés pareció dar por terminadas las grandes discusiones sobre las grandes cosmovisiones: "Ahora todo está claro entre la luz y la oscuridad, y cada uno debe elegir".
El amigo Gilbert se adelantó a su tiempo, con lo que el famoso Fukuyama llamaría -mal llamado- 'el fin de la historia'. Tampoco era el fin del pensamiento, porque el hombre no puede dejar de pensar, pero sí el fin de las grandes discusiones sobre el sentido de la vida.
En alta, cada uno debe elegir o a Cristo o contra Cristo. Entre otras cosas porque sospecho, y no soy el único, que el tiempo se acaba.
Más que del fin de la historia deberíamos hablar del fin del ciclo iniciado por Descartes y que diera lugar a la modernidad. De lo que estamos hablando es del fin del pensamiento modernista, colección de cuadrículas enfrentadas que han acabado en el pensamiento único, que es lo mismo que el pensamiento débil pero llamado de otra forma.
Es como si todo estuviera ya dicho. Vamos, que más que el momento de la reflexión es la hora en la que debe hablar la voluntad. En ese sentido, sí podríamos estar hablando del fin de la historia, pero sólo para que una nueva historia comience. Personalmente, estoy deseando vivir ese nuevo mundo.
Se acabó la era del pensamiento y ahora llega la era de la voluntad. A lo mejor es que hemos pensado mucho o pensado demasiado poco.
Es la era del Papa Francisco, un Papa espléndido, que a mí me sigue sabiendo a mártir.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com