Era una de las películas españolas más esperadas del año, y no era para menos porque trasladaba a la gran pantalla las memorias de El Lobo, la historia real del hombre que se infiltró en la cúpula de ETA. Pero si algo falta a la película de Courtois es verismo. Todo suena a falso en El Lobo,  los personajes, los discursos simplistas (de uno y otro bando), el mismo retrato de la España de mediados de la década de los años 70. Es una pena que Courtois no haya sabido dar el tono adecuado a un film que tenía detrás una de las historias más interesantes de la transición española y de la lucha contra el terrorismo. La novela que relataba las memorias de Mikel Lejarza, alias El Lobo, era apasionante, la película decepciona y, lo que es peor provoca, en muchas ocasiones,  la carcajada en el espectador. Ni José Coronado, ni Jorge Sanz, ni Eduardo Noriega logran hacer creíbles sus personajes

    Si quieren ver buenas películas alrededor de la lacra etarra les aconsejo que se pasen por la videoteca y alquilen: El viaje de Arián (la mejor) o Yoyes.