El éxito cultural de los medios se convierte en el reino de los alucinógenos

Todos los grandes del rock, pura cultura, han pasado por la localidad madrileña de Arganda, en el megaconcierto Rock in Río: días de música con los más admirados de los cinco continentes: desde Shakira hasta Amy Winehouse (se ruega a los angloparlantes no hacer chistes fáciles con su apellido). Pura cultura, nos han dicho los medios, cultura de vanguardia, naturalmente, que sólo los anticuados de la caverna osan cuestionar.

En uno de los chiringuitos se toma un merecido descanso una pareja de la Guardia Civil, de vigilancia en la zona. Ambos comentan uno de los más sonoros fracasos de la Benemérita, responsable del mantener el orden en la zona. Un día antes, se habían traído a uno de sus mejores perros, un as del olfateo, para prevenir el consumo de drogas prohibidas. Pero el pobre animal, en pocos minutos, comenzó a "enloquecer", termino textual empleado por uno de lo agentes con hondo pesar del alma.

Vamos, que el animalito no olió algo de droga, sino que se "jartó" de los efluvios y, a pesar de su preparación y disciplina, comenzó a tumbarse y a "hacer cosas raras".

Hubo que retirarle del servicio apresuradamente y encerrarle, momento a partir del cual fueron los números bípedos quienes realizaron las inexcusables tareas de vigilancia, con la nariz tapada. Nuestro pobre can, tenía un colocón de mucho cuidado y más preocupar. Ahora mismo, los veterinarios del Cuerpo dudan si será recuperable para futuras misiones.

Y es que, según en qué sitios, no se debe decir eso de "Huele perrito, huele". Especialmente con animales adiestrados para cumplir órdenes, aún a riesgo de su vida. En el presente caso, hubiera bastado con que la tarea oliscona se hubiese asignado a un agente aquejado de congestión nasal.

Y esto es bello e instructivo, porque nos explica, con meridiana claridad, que la cultura conlleva mucho esfuerzo... de hombres y de perros.