La verdad es que la presión del nuevo Gobierno Zapatero sobre los presidentes de empresas privatizadas se ha reducido tras el sarampión que supuso aquella fusión fantasma entre Gas Natural, Aguas de Barcelona (Agbar) y Endesa. Después del verano, los presidentes de Telefónica, BBVA, Endesa, Repsol YPF, Iberia o Altadis volvieron más fortalecidos y más convencidos de que quien resiste la presión acaba por vencer.
Además, hay que recordar las declaraciones, a las que aludía el miércoles 29 Hispanidad.com, realizadas por el presidente Zapatero al semanario Tiempo, en las que rechazaba cualquier injerencia en los cambios presidenciales.
Sin embargo, eso no quita para que determinados ministros, y especialmente el responsable de Industria, José Montilla, conspiren utilizando la presión mediática y accionistas afines. El objetivo ahora es Alfonso Cortina, presidente de Repsol YPF. Como se sabe, La Caixa es el primer accionista de la petrolera, con un 12,5% del capital, ampliable al 15%. Al mismo tiempo, Caixa y Repsol YPF controlan Gas Natural. Antonio Brufau es director general del grupo industrial de La Caixa, presidente de Gas Natural y consejero de Repsol YPF: ¡Ya está! se dijo Montilla-. Brufau debe sustituir a Cortina como presidente de Repsol.
Ya sólo faltan dos cosas: Que Cortina acepte y que Brufau acepte. Montilla sabe que ambas cuestiones están muy en el aire, pero confía en que una dimisión de Cortina provoque un paso adelante, casi obligado, por parte de La Caixa.
Claro que la conspiración resultaría mucho más simple, si el Tripartito catalán, donde Montilla tiene una grandísima influencia, no se dedicara a apretar las clavijas a Aguas de Barcelona, presidida por Ricardo Fornesa, presidente de La Caixa y vicepresidente de Repsol YPF. Hablamos de las concesiones de ITV no prorrogadas a Agbar con efecto retroactivo.