Iba tranquilamente en mi coche, disfrutando de la vista del Pico Mencía nevado, cuando escuché a un portavoz de no sé qué entidad arremeter contra los colegios concertados.
Es verdad que en España, varios millones de padres ahorramos muchos millones de euros a toda la ciudadanía llevando a nuestros hijos a colegios concertados donde su plaza cuesta más o menos la mitad que en un centro educativo financiado únicamente de nuestros impuestos.
Pero el estupor inicial de verme atacado por el citado portavoz, en lugar de aplaudido, pronto fue sustituido por otro estupor mayor.
En España se gastan varios millones de euros en derivar abortos a clínicas privadas concertadas, y los portavoces de estas asociaciones nunca arremeten contra esos conciertos...
¿Qué les ofende tanto de que yo elija un colegio para mis hijos afín a mis ideas, ahorrando dinero de las arcas públicas, que no les ofende de que se financie con dinero público prósperos negocios que dejan a miles de mujeres sin sus hijos y con decenas de secuelas? ¿Será que soy el único que piensa al revés que esta gente?
Fernando de Pablo Gómez