Los hechos son muy simples -un caso real, como dirían en las películas-, y los reproduzco tal cual me han llegado. Doy fe de ellos.

Escenario de los hechos, Barcelona; protagonistas, un peón de albañil y el primer banco del mundo -bueno, lo era-: el Citi. Que no deja de ser la misma entidad a la que, por sus andanzas especulativas, ha salvado el Gobierno Obama con el dinero de todos los norteamericanos. Es más, cuando los estadounidenses se han dado cuenta de que el señor Obama se convierte en propietario y gestor del Citi, han retirado su confianza al banco, dado que no pueden retirárselo a Obama, al menos, durante los próximos cuatro años.

Pero volvamos a Barcelona. Los datos:

A un peón de obra le hicieron en septiembre de 2007 un préstamo de 11.066 euros (importe neto desembolsado 10.177 euros) a un interés nominal del 22,29 (24,71 TAE), sin pedirle ningún aval. Dicho préstamo es a 5 años (vencimiento en octubre de 2012) con una cuota mensual de 307 euros. He visto que ya tenía un préstamo anterior al mismo interés.  Debía entonces 5.699,47 euros, también en préstamo al consumo, que canceló al contratar el nuevo préstamo. Pidió el otro día en la oficina copia del contrato cancelado pero no se la han dado. Era para saber cuáles eran las condiciones.

Junto al préstamo se le hizo un seguro que incluía que, en caso de desempleo ALICO le pagaría hasta doce cuotas mensuales, en el caso de cumplir ciertos requisitos (tiempo trabajado superior a un año, despido improcedente, derecho a paro), que el muchacho cumple.  En mayo de 2008 comunicó su situación laboral en la oficina de Citibank y no le indicaron nada a hacer. Esta semana, después de que yo revisara el contrato y le hiciera caer en la cuenta ha vuelto a la oficina y le han admitido los papeles  que han remitido a la compañía aseguradora. De alguna manera le han dado a entender (así lo ha comprendido nuestro peón de obra) que si pagaba lo que ha acumulado por impagos e intereses de demora (2.395,35 euros) podría ser lo del seguro, aunque no saben si están en plazo para tener derecho, porque lleva en paro casi un año.

Fue a la oficina de Servicio de atención al cliente del Banco de España. Le dijeron que escribiera a un correo electrónico del Citibank y que si en dos meses no le contestaban se pusiera de nuevo en contacto con el Banco de España. Hay que decir que Citibank no tiene Defensor del Cliente como otras entidades bancarias.

Tiene amenaza de embargo, aunque no es peligrosa porque el muchacho no posee ninguna propiedad y sólo cobra el paro (que no llega a 900 euros mensuales).

Primero: Usura. 25% de interés cuando los créditos al consumo rondaban el 8-9%.

Segundo: Manipulación del seguro obligatorio que impone el banco y con la aseguradora que les viene en gana.

Tercero: Falta de información, clave de todo el engaño.

Cuarto: Reguladores, u organismos encargados de defender a la persona de los bancos. El Banco de España le pide que primero acuda al propio Citi y, si no le responden en dos meses, que vuelva. En dos meses, a lo mejor le han embargado.

Quinto: Espíritu subprime: no le pueden embargar porque no tienen nada que embargarle. Entonces, ¿por qué se lo concedieron?

Decíamos ayer lo de la lucha entre la institución y la persona, o del sistema frente al individuo. Pues eso.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com