La huelga en el sector de la enseñanza defiende la educación ante el recorte presupuestario que le puede erosionar.
Esto tiene obviamente una lectura política. Pero también admite otra consideración más allá de la coyuntura de estas semanas.
La educación trata de conseguir que los niños de cada generación reciban y asimilen el caudal de conocimientos y valores que ha desarrollado la humanidad a lo largo de los siglos. A ello dedican sus mejores energías y recursos los padres, los profesionales de la enseñanza, el Estado… es decir la Educación es una inversión de toda la sociedad.
Sin embargo, en el día a día, hay más cosas que deterioran la cultura de masas, y contra ellas no protesta la gente. Por ejemplo: la industria del Cine no siempre ofrece obras de arte memorables, legendarias. También produce muchas películas que destruyen valores y cultura. El cine además de un arte también es un negocio. Y a veces factura un producto cuya materia prima es la grosería, la anticultura, el escándalo… y así gana dinero: vendiendo un producto que destruye la educación. Ante esto la sociedad no reacciona, los sindicatos no convocan manifestaciones ni huelgas ¿Por qué será?
José Murillo