Hemos podido observar el fervor catalanista desarrollado en Barcelona, fruto sin duda del lavado de cerebros que algunos políticos catalanes ejercieron sobre los ciudadanos de esa región española, animados y alentados por un "iluminado" que gobernaba nuestro país y que les otorgó un Estatuto a todas luces inconstitucional.
Poco a poco van ganando terreno hacia el objetivo que los gobernantes y una minoría del pueblo catalán desean en su territorio: la independencia.
Durante muchos años estuve defendiendo los valores del pueblo catalán, a veces con ataques que consideraba muy injustos hacia ellos. La idea de que ese pueblo era trabajador, ahorrador, responsable, emprendedor, incansable, etc., se comentaba en todo el territorio nacional.
Pero llegaron los políticos con su "máquina de lavar" y limpiaron a los ciudadanos de todo su afán de laborar y generar riqueza, para sustituirlo por una preocupación insoportable hacia un enemigo que les vejaba y que se trataba de España. Y todo eso confortado con la sonrisa de un inútil que nos gobernó, junto a un equipo igualmente inane, durante 7 años. No le importó, a nadie de ese equipo, que España se fraccionase, con tal de poder seguir en el poder.
Ahora están muy cerca de conseguir su propósito. Pero… ¿les interesa? Estoy completamente seguro de que no, aunque parte del pueblo crea que sí. Por ello, si hay alguna forma de obligarles a esa independencia que piden, el pueblo español debería concedérsela, estableciendo una frontera entre ellos y el resto de españoles, creando los aranceles proteccionistas correspondientes para con sus productos y dándoles el tratamiento debido como a cualquier otro país ajeno a la Unión Europea.
Pablo Delgado Escolar