Ya lo decía Tommy Lee Jones en Hombres de Negro : ¡Qué raza mas crédula! Dos noticias aún en vigor nos impelen a concluir que, en efecto, engañar a la mayoría es tarea de chiquillos. La turbamulta está indefensa ante el eslogan. La minoría, por el contrario, profundiza más, porque se constituyen en minoría, precisamente, por un interés común en algo, pero la masa está inerme. Una de las tácticas para engañar a la generalidad (no a la Generalitat) consiste en independizar un dato de su significado, algo parecido a independizar la letra de la ley del espíritu que la anima. Ahora, por ejemplo, hemos independizado el reconocido porcentaje del 0,7% de su apellido.
Por ejemplo, los medios aplauden la medida del BBVA de dedicar el 0,7% de su beneficio en Iberoamérica (para resaltar más la miseria, hablan de Latinoamérica, que suena mucho más cutre) a combatir la pobreza en la zona. Muy digno, sí señor. Ahora bien, el 0,7% del beneficio, no del negocio, es decir, que dedicará a los pobres 50 veces menos de lo que le exige Hacienda (y que, por cierto, gracias a los buenos oficios fiscalistas que las grandes compañías tienen en nómina, no pagan jamás. Aquí el único que paga el impuesto sobre el excedente en su baremo legal es la pyme).
Lo mismo ocurre con las ONG. Aprovechando el subidón de la asignación tributaria a la Iglesia, desde el 0,5 al 0,7% todas las ONG se han apuntado a la moda, a pesar de que muchas de ellas viven del dinero público en su totalidad y de que en su mayoría no hacen otra cos que apuntalar la política de los Gobiernos, lo políticamente correcto, a veces en labores deleznables. Pero dejemos eso : el caso es que hablamos del 0,7% del IRPF, no del presupuesto total de las Administraciones públicas.
Ahora bien, el compromiso del 0,7% para combatir la pobreza es una idea de Naciones Unidas que no hacía relación a dos pequeñas partidas, como son el IRPF o el beneficio, sino a la totalidad del negocio de un Estado o de una empresa. En otras palabras, el espíritu del 0,7% se aplicó al PNB de los Estados, no a sus ingresos por IRPF, que no representan ni un décima parte de los mismos. En consecuencia, el BBVA debería presumir de donar el 0,7% de su negocio en Iberoamérica a combatir la pobreza en Hispanoamérica y el Gobierno debería donar el 0,7% de su PIB, que s su compromiso ante Naciones Unidas. Lo del 0,7% del IRPF par los pobres es tan tomadura de pelo como lo del BBVA. Tanto Zapatero como FG, presidente del BBVA, se han apuntado al 0,7%. Ambos manipulan el sentido del porcentaje y ambos se ocupan de los pobres con el dinero de los demás, sean contribuyentes o clientes y accionistas pero, ¡qué más da! ¿Acaso no es el 0,7%?
Eulogio López