La consejera de Educación, Marta Cid, insiste en que el Ayuntamiento de Barcelona respeta el pluralismo lingüístico de Cataluña. Pero la realidad es que hay un ataque desmesurado a la lengua de Cervantes tanto en las escuelas como en los organismos oficiales. Como muestra un botón. Resulta que el Ayuntamiento de Barcelona ha editado unas guías para la recogida de muebles viejos. En realidad se trata de dos guías: una editada en catalán y otra en árabe, urdú, inglés y francés, por aquello de la integración.
O sea, que el socialista Joan Clos está dispuesto a integrar a los argelinos, marroquíes y paquistaníes, pero cierra la puerta a los charnegos, que ya podían empezar a aprender la lengua propia de Cataluña. Así que el español ha quedado fuera de las guías. Por supuesto, el PP barcelonés ha montado el circo. Aunque la verdad es que tienen poca autoridad porque la página web del PP catalán está exclusivamente en catalán. ¿Respeto al bilingüismo?