Como Trinidad Jiménez que visitó Ecuador y Bolivia mientras El Aaiún ardía.
Suerte que Aído no sigue de ministra porque seguro que estaría hablando con Ahmadineyad mientras están a punto de ahorcar a la iraní Ashtiani. Y es que la mejor muestra del nivel de un Gobierno son los reflejos, y algunas ministras españolas no parece que los tengan.
Este martes Elena Salgado prefirió quedarse en casa para acudir a votar en el Congreso sobre los Presupuestos y eso no ha sentado bien en Bruselas, donde esa misma tarde se discutía sobre las medidas a emplear en el caso irlandés. Ese cambio de planes en la agenda de la ministra trajo de cabeza al resto de compañeros ya que el ministro de Fomento tuvo que acudir al X Encuentro Caja Madrid en el que la ministra debía intervenir. Como muestra del descontrol, pidió disculpas por la ausencia ya que la señora Salgado se encontraba en Bruselasy todavía la están buscando.
Pero parece que esta lentitud de reflejos es contagiosa. Y es que mientras las relaciones con Marruecos están en problemas debido a la crisis en el Sahara, la ministra de Exteriores continúa por Bolivia y Ecuador de visita (de trabajo, no de placer). Pero en estos momentos es cuando uno se pregunta por qué no ha regresado. Parece ser que es más importante lo que se vive aquí al lado, aunque claro está ante su falta de reflejos, nada mejor que los del presidente del Gobierno que volvió a reclamar la presencia del ex ministro Moratinos para ayudar ante esta situación.
Suerte que siempre queda alguien que está atento para solucionar estos problemas; si no fuera así, dónde iría España.
Juan María Piñero
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