Primera señal del fin del Zapaterismo. Artur Mas regresa a la Generalitat. Ahora es el turno de Duran Lleida. El hundimiento del PSC no tiene precedentes. El voto en blanco pasa del 2 al 3%. La defensa de los valores no negociables (Familia y Vida), otra vez por los suelos
El líder nacionalista Artur Mas vuelve a la Generalitat por todo lo alto, rozando la mayoría absoluta. Gobernará en solitario con apoyos puntuales. Los socialistas se hunden, como se hunde todo el espíritu del tripartito, mezcla de extrema izquierda y nacionalismo independentista. Los soberanistas (sumando ERC, Plataforma per Catalunya y Solidaritat Catalana) pesan menos que el primero de los tres durante las próximas elecciones. Al parecer, los catalanes no aprueban ni la política del Tripartito sino su propia esencia: el social-nacionalismo.
Tras la recuperación de la Generalitat por los nacionalistas se abre, no en Cataluña, sino en toda España, la más que probable era de la alianza PP-CIU, alianza que puede ser parlamentaria pero también de gobierno, con la eterna posibilidad de que Durán Lleida se convierta en ministro de Exteriores de un Gobierno del PP.
En cualquier caso, es sabido que, en la coalición CIU, Artur Más manda en Cataluña y Durán Lleida en España. Se abre pues, desde Cataluña, la era de la alianza PP-CIU en España y, con ella, se firma la primera etapa del fin del Zapaterismo. Con estas elecciones, el PSOE ha perdido su segundo granero de votos, después de Andalucía.
A destacar el hundimiento de los independentistas, lo que indica que en tiempos de crisis la gente se preocupa de sobrevivir, no de identidades nacionales, la falta de presencia de la UPyD de Rosa Díez en Cataluña, el desastre de Montserrat Nebrera quien, con su frivolidad ha labrado su ruina política. Por último, la desesperante sensación de que los valores no negociables, la vida, la familia, la libertad de enseñanza y el bien común, sólo defendidos por Familia y Vida, no pasa del 0,07% de los votos.
La abstención ha superado el 40%. Mejor que en 2006 pero, en cualquier caso, muy alta, Y ojo con el voto en blanco, un voto responsable, que pasa ahora del 2 al 3%. Esos dos datos dan cuenta del gran problema de la democracia en Occidente: los ciudadanos están hartos de los políticos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com