La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, no quiere agrandar la polémica en torno a la traducción de la Constitución Europea al valenciano. Al revés, señala que el jueves 4 "fue un día importante" en el avance hacia el reconocimiento de las lenguas autonómicas en las instituciones europeas: "España debe estar contenta y Cataluña también". Faena de subconsciente, porque es de suponer que País Vasco, Galicia y Valencia también deben de estar satisfechas.

Ninguna información, sin embargo, sobre el proceso de negociación emprendido entre el Gobierno central y la Generalitat de Cataluña, cuyo "president" amenazaba el jueves 4 con demandar al Ejecutivo por la traducción al valenciano del tratado constitucional: "Las conversaciones irán bien porque hablar siempre es bueno". ¡Marchando una de buena voluntad!

De la Vega aboga por tratar el asunto con serenidad y reflexión dentro del compromiso del Gobierno por avanzar en la co-oficialidad de las lenguas en el Estado y en las instituciones comunitarias. Eso sí, reconoce en privado que los dos textos son el mismo. No obstante, se trata de un debate social que no ha ocupado ni un minuto del Consejo de Ministros y varios de la rueda de prensa posterior. ¿De verdad le preocupa a alguien? La sociedad del ocio da para estas cosas.