En mi opinión, es muy importante que los padres hablen a sus hijos sobre los peligros de usar preservativos, anticonceptivos y abortivos, como la píldora del día después, PDD o RU-486.
Hoy en día, los jóvenes están continuamente hostigados desde los medios de comunicación y desde las propias escuelas, diciéndoles que usando preservativos, evitarán los embarazos no deseados y que tampoco se contagiarán del virus del SIDA y otras enfermedades venéreas.
Hostigados además por programas televisivos en donde se presenta como normal la infidelidad, la pornografía, el sexo explicito, etc. y todos esos programas degradantes de pura telebazofia.
Las campañas de salud basadas en la distribución de preservativos para evitar el SIDA, inducen a engaño porque ocultan información y no colaboran a la prevención, sino a una mayor difusión de las conductas de riesgo, ya que implican que las autoridades sanitarias están dando su visto bueno a las conductas y estilos de vida que son responsables de la epidemia.
Desde hace tiempo se sabe que el preservativo tiene una relativa eficacia como contraceptivo. Las estadísticas dicen que ese profiláctico falla en el 15% de los casos como contraceptivo y por tanto no se puede hacer creer que el virus del SIDA que es 450 veces más pequeño que los espermatozoides, puede ser frenado por la barrera de látex como por arte de magia.
Cuando tantas veces se ha hablado de África, el único país en donde ha descendido ese problema es en Uganda, en donde se adoptó el sistema de: Continencia y fidelidad a una sola pareja. Cuando la promiscuidad sexual disminuyó, la tasa de infección por VIH, descendió desde un máximo del 15% a principios de los 90 a en torno a un 4% en 2003.
¿Tanto costaría educar a los jóvenes en este sentido?
En este asunto tan delicado, los números lo demuestran.
Isabel Costa Espluga