Sr. Director:

Con la mejor voluntad, quiero creer, muchos provida, en sus intentos por argumentar contra el aborto lo comparan con la pena de muerte. Un ejemplo es la carta de ayer en este mismo diario.

No entramos a discutir la licitud de la pena de muerte y su conveniencia práctica en la actualidad (siendo teóricamente y  moralmente justificable, en la actualidad sería peligrosísima en manos del Sistema que padecemos, el cual la legislaría y  la aplicaría injustamente).

Pero la pena de muerte, cuando existe, como cualquier pena, implica indicios de culpabilidad de delito por parte del encausado, legislación penal que tipifique el delito, juez natural que juzgue, derecho a defensa, pruebas del delito,  etc...

Que yo sepa no hay ningún tipo de culpabilidad en el nasciturus, ni nacer es un delito (por lo menos por ahora), ni un médico es un juez con potestad para condenar, etc...

El aborto no es equiparable a una pena de muerte, sino a un asesinato (aunque ahora esté despenalizado, aunque continuaría siéndolo aunque estuviese legalizado).

Es la misma estupidez que cuando se habla de los "verdugos de ETA" o de sus "ejecuciones".

Ni los asesinados por ETA son delincuentes, ni los terroristas agentes de la Justicia que aplican una sentencia de tribunales legales.

Este tipo de apreciaciones que pueden parecer quisquillosas son importantes. Quien domina el lenguaje domina la sociedad. No caigamos en las trampas del Sistema y nos dejemos dominar.

Manuel Morillo

manuel.morillo@gmail.com