Gaya ciencia la de rejuvenecer las cúpulas empresariales, lo mismo que la de feminizarlas. Y es que es gaya ciencia pero no justa ciencia. El Consejo de Administración de una empresa es el órgano por el que la propiedad rige lo que es suyo. La propiedad, no el sexo ni la juventud.
¿Por qué una mujer va a tener derecho a una cuota por el hecho de ser mujer y no por ser propietaria que ha invertido en la compañía ¿Por qué un cincuentón ha de sustituir a un setentón sólo por ser más joven ¿Es que por ser más joven es mejor gestor En cualquier caso, eso era lo que querían los 'sorayos'. Es decir, el grupo del Gobierno Rajoy que capitanea la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría y que andan por los cuarenta, como mucho los cincuenta, años de edad.
Los dos gemelos adoran la sátira británica Sí Ministro. No me extraña, es una maravilla. Pero maravilla escrita durante el Thatcherismo, y su primer admirador fue el Felipe González de los 10 millones de votos en 1982, cuando, recién llegados al poder, los socialistas pensaban que el funcionariado franquista se lo iba a poner difícil. No sabían que el funcionario sólo e une para defender su salario y que España no es Reino Unido. Allí los funcionarios sí que mandan.
En cualquier caso, el Gobierno se plantea poner una edad límite de edad como permanencia en el cargo, como presidente de sociedades cotizadas. Pero el asunto es por qué lo hace. Porque empiezo a estar un poco mosca con estos cambios de Gobierno corporativo. Aun en el caso de que sean cambios positivos (por ejemplo, la última reforma Guindos para que los accionistas aprueben el salario de los consejeros ejecutivos es formidable) para la ética empresarial, ahora llamada Buen Gobierno corporativo, parece que sólo se pergeñan a conveniencia propia. Agradecería que el Gobierno no sólo haga lo justo sino que lo haga con justicia, que lo haga por todos, no contra alguien.
En cuanto a los de la paridad entre hombres y mujeres en el Consejo de Administración, eso no tiene pase ni en forma ni en fondo. Es un rasgo más de la tiranía feminista. A las mujeres inteligentes no puede gustarles, seguro.
Eulogio López
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