Bomba de escasa potencia en el Pilar, al parecer provocada por un grupo anarquista o antisistema. Solo un herido leve, lo cual demuestra que los antisistema no han aprobado los cursos de aprendizaje para colocación de explosivos.
Fuentes policiales sin identificar aseguran que son los mismos que colocaron otro artefacto en un confesionario de la catedral de la Almudena, meses atrás.
Al parecer ningún diputado, tampoco del Partido Popular, repleto de tantos católicos, ha salido a condenar este atentado ultraizquierdista ni a defender un templo católico esencial en la Historia de España como es la Basílica del Pilar.
Contrasta la reacción con la habida cuando la sede de representación de la Generalitat catalana fue atacada por un grupo de ultraderechistas. ¡Menuda la que se armó! La solidaridad corría por el hemiciclo y el Gobierno se apresuró a condenar tan lamentable hecho y el fiscal general del Estado, Torres Dulce, nombramiento del PP, ya ha advertido que se instará la ilegalización del grupúsculo.
Si me apuran, resulta que los ultras de derechas actuaron a cara descubierta, para dejar claro lo chulos que eran, lo que permitió a la policía trincarles de inmediato. Los de ultraizquierda no han empujado a nadie, han puesto una bomba junto al Santísimo y han salido por patas. Y por el momento no hay detenciones, aunque haya sido reivindicado por el comando Mateo Morral, edificante asesino que conviene recordar en estos momentos.
Pero la cristofobia avanza en España sin que ninguna institución política levante la voz. A veces a bombazos y a veces, como en Andalucía, con una presidenta, Susana Díaz, que pretende aislar a los alumnos de los profesores de religión. No les permitirá hablar con ellos en el recreo. Al parecer, son muy contagiosos.
Y aquí no estamos hablando de ultras. ¿O a lo mejor sí A fin de cuentas, Andalucía está regida por una alianza social-comunista.
Pero lo más impactante es que nadie alza la voz, ni tan siquiera la voz cuando se trata de odio a la fe. Pues así empezó a degenerar la II República: por odio a Cristo y los católicos.
Eulogio López
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