Personalmente, sigo teniendo mis dudas sobre si una encuesta donde se han planteado preguntas a 1.000 españoles, puede ser representativa de lo que piensan 40 millones. Pero con la estadística ocurre lo mismo que con los presupuestos científicos: es aceptable como medio científico aquel que presente más posibilidades de aproximarse a la realidad. O lo que es lo mismo, no tenemos nada mejor, así que tenemos que conformarnos con lo que tenemos, que es muy malo. En estadística, todo ello confluye en el famoso aforismo : el 90% de las estadísticas son falsas. Esta, también.
Así que, si no tenemos otra, tenemos que dar por buena la encuesta de El Mundo, por la que debemos concluir que los españoles están encantados con la sonrisa de José Luis Rodríguez Zapatero, y que aplauden a rabiar su política del caca-culo-pedo-pis: aborto, divorcio, masacra de embriones, matrimonio y adopción homosexuales, eutanasia, terminar con las clases de Religión, asfixia económica de la Iglesia, etc.
El Mundo, progresismo de derechas, está tan contento que incluso anuncia que España puede convertirse en el país más progresista de Europa. Lo cual puede ser cierto, porque los franceses, alemanes, italianos o británicos se tientan mucho más las ropas, conscientes de que todas esas bestialidades, el caca-culo-pedo-pis del insensato pero muy reconocido líder español, señor Zapatero, tiene unas consecuencias feroces, no para los cristianos ni para la humanidad, sino para la política, la sociedad y la economía.
De todas formas, y aún confiando de que la encuesta contenga un margen de error de más el 3,16%, hay una pregunta que ha enternecido mi pétreo corazón: ¿Quiere acabar con los privilegios de la Iglesia que hoy no debe conservar? Es más, me asombra tremendamente que sólo un 48,5% haya respondido afirmativamente, frente a un 36,4% de noes. Pero cómo puede ser alguien tan cruel como para responder negativamente a una pregunta tan inocente. Una pregunta que se parece mucho a esta otra: ¿Cree usted que hay que pararles los pies a los curas ante las intromisiones clericales en el Gobierno democrático? En caso de que dicha intromisión alcanzara niveles aceptables en una sociedad laica, ¿se animaría usted a quemar algún convento? O esta otra: ¿Va a permitir usted que los curas gocen de privilegios sabiendo que algunos cienes y cienes de miles de ellos, allá en Estados Unidos, han abusado sexualmente de niños y menores? O bien, ¿está usted a favor del cierre de colegios religiosos, en la convicción, científicamente demostrada, de que en esos antros se lava el cerebro a sus hijos y se columbran feroces aberraciones? O mejor: ¿Considera usted que la obediencia del clero a una potencia extranjera, calificada como El Vaticano (¡Ojalá existiera la tal obediencia!), es aceptable en un sistema democrático regido por un hombre de talante, como Rodríguez Zapatero? Sabiendo que la imposición de las creencias que practica la Iglesia Católica nos retrotrae a la Inquisición de antaño, ¿no convendría pararles los pies a los obispos, cada vez más crecidos y menos respetuosos con el Gobierno democráticamente elegido por el pueblo español? Y en resumen, ¿va a usted a permitir que los curas se salgan con la suya cuando puede atizarles un buen revés?
Tiene razón Pedro José. Vamos a ser el país más progresista del mundo. Es decir, el más idiota y el más triste, pero a progres, no nos gana nadie, oiga usted. Estúpidos e infelices, sí, pero sonrientes, dialogantes y talantinos (neologismo derivado del novísimo concepto de talante.
Pero en algo tiene razón Pedro José: Hay PSOE y Zapatero para rato. Al menos, mientras el Partido Popular se empeñe en imitar al PSOE para quedarse siempre irremediablemente atrás en sus planteamientos. Lo del PP es matrimonio gay pero poquito, aborto sin pasarse, eutanasia sólo en caso de necesidad y divorcio con dos pólizas extra. Y claro, entre el original y la copia, que diría Aznar, algunos buscan el original.
La única solución es darnos cuenta de que estamos en el siglo XXI, y de que la modernidad terminó en el año 2000. En la post-modernidad, la izquierda y la derecha han dejado de existir. La frontera ideológica entre las personas es entre creyentes y no creyentes. Los socialistas hablan de una sociedad laica, y entienden por ello una sociedad al margen de Dios. Pues bien, los creyentes creemos en una sociedad que no puede prescindir de Dios sin prescindir del hombre, que es su criatura, y también creemos que la vida es esa maravilla que viene antes de la otra maravilla: la muerte. El siglo XXI será religioso o no será. En la esfera pública, será confesional o no será. Bueno, confesional o anticonfesional. Entre los segundos, están los encuestados por Sigma 2 para El Mundo, con un margen de error que no llega al 4%, si ustedes me entienden.
Eulogio López