Si alguien, en el pleno ejercicio de su libertad, cree que debe dejar sus prácticas homosexuales y decide voluntariamente someterse a una terapia… no puede. El lobby gay, que considera muy bonito convencer incluso a los niños para que realicen prácticas homosexuales, no concibe que nadie quiera dejarlo por su propia voluntad: el que entra, no sale.
La web Noticias Globales nos ofrece un buen catálogo de la intolerancia homosexualista. Y que a nadie se le ocurra llevarles la contraria, pues será considerado homófobo. Con el tiempo, estas noticias se exhibirán en el museo de los horrores.