Es de manual. Si tienes que dar una buena noticia, con la lozanía, a la mañana. Por ejemplo: la detención de la cúpula armada de la banda terrorista ETA. Si tienes que dar una mala noticia, por ejemplo el recorte del sueldo de los funcionarios y el pensionazo, mejor por la tarde-noche. Cuanto más tarde mejor. De esta manera dejas poco margen para que nadie pueda evaluar con calma las medidas ni agarrar la lupa. Además, mañana estará informativamente muerto. Esta ha sido la estrategia seguida. Se convoca a los periodistas a las 6, para luego decirles que será a las 7; posteriormente 7,30; luego, 8; finalmente, 8,30: resultado: 9,10. Y lo peor: el Gobierno ya tenía previsto salir a las 9 de la noche.
¿Es una buena estrategia cansar a los periodistas? Sí. Por una parte, les tienes encendidos. Por otra, con ganas de irse a su casa lo antes posible. Esta pesa más. La mayoría de los plumíferos se quejaban amargamente de la conciliación trabajo-familia. El resultado final es que la información se descafeina bastante.
Andrés Velázquez
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