Sr. Director:
Desde hace 20 años trabajo en un Banco de Alimentos, cuya finalidad es luchar contra el hambre y el despilfarro de la comida.

Y no creo que se pueda acabar con ambas cosas con demagogia barata. Con motivo del encuentro del G-8, mucha gente ha criticado que los líderes allí reunidos, celebraran una comida con diecinueve platos, mientras trataban de la crisis de los alimentos y de cómo ayudar al tercer mundo.

Los que así se han rasgado las vestiduras olvidan que es típico de la gastronomía japonesa los menús con muchos platos pero con poquísima comida en cada uno de ellos. Estoy seguro que se come mucho más, y se echa a perder mayor cantidad de comida, en algunos restaurantes con menús de dos platos pero llenos a rebosar, en algunas celebraciones familiares en las que se cocina mucho más de lo que se puede consumir, y en algunas bodas en las que los aperitivos son tan pantagruélicos que apenas se prueban después los platos del menú.

Si de verdad nos preocupa el hambre en el mundo y el despilfarro, comencemos por ser más sobrios en el comer y eduquemos a los hijos para que se coman todo lo que se les pone en el plato sin consentirles los caprichos.

Menos criticar la paja del ojo ajeno y procuremos reconocer  la viga que tenemos en el propio.

Federico Gómez Pardo

fredericgomez@agronoms.cat