La madre de todas las opas ha puesto histérico a todo el mundillo político y económico de estos predios íberos. Todo el mundo ha perdido los papeles. Hasta el ministro Montilla, responsable de la política energética, pero que ha quedado preterido en este asunto tras la irrupción de la alemana E.ON.
Precisamente, Montilla, sin encomendarse al jefe de la diplomacia española, Miguel Ángel Moratinos, abroncó al embajador de España en Berlín, Gabriel Busquets, por no haberle advertido de la OPA que preparaba la eléctrica E.ON.
Montilla no sólo ha perdido protagonismo respecto a presidencia del Gobierno, sino que, además, los nacionalistas de CiU han pedido su cabeza a Zapatero. Artur Mas le considera uno de los responsables del anticatalanismo que cunde en España. No es que le preocupe mucho, porque la cabeza que realmente más desea no es la de Montilla, sino la de Maragall, a través de unas elecciones anticipadas en Cataluña, pero este tipo de cosas siempre resultan molestas.